Oh Jesús que en vuestra acerba Pasión
fuisteis hecho “el oprobio de los hombres
y el varón de dolores”
yo venero vuestro Divino Rostro,
en el que resplandecían la beldad
y la dulzura de la divinidad,
trocado ahora en la forma de rostro de leproso.
Mas a través de esos rasgos desfigurados
reconozco vuestro amor infinito,
y siento abrazarme en deseos de amaros
y haceros amar a todos los hombres.
Las lágrimas que corren
en abundancia de vuestros ojos
son para mí otras perlas preciosas
que me complazco en recoger,
a fin de comprar con su valor infinito
las llamas de los infelices pecadores.
A vuestro rostro sufrido suplico
atienda el favor que solicito
por ser de extrema necesidad y urgencia
para mi persona, un pobre pecador
que sufre por no poder atender
a las necesidades de los suyos.
(Hacer la peticion)
Oh Jesús, cuyo rostro es la única hermosura
que arrebata mi corazón.
Me resigno a no gozar acá abajo
de la dulzura de vuestra mirada,
y a no gustar el inexplicable consuelo
de vuestros besos;
pero os suplico que imprimáis en mí
vuestra semejanza divina
y me encendáis en vuestro amor
de tal modo que en breve me consuma
y pueda así llegar cuanto antes
a disfrutar en el cielo de la vista
de vuestro adorado Rostro.
Así sea.
Oración compuesta por Santa Teresa del Niño Jesús
y de la Santa Faz.
300 días de indulgencia por cada vez,
aplicables a las almas del purgatorio.
(Pío X, 13 de febrero de 1906)
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