Aquí vengo con la fe de un alma cristiana
a buscar tu misericordia,
en situación tan angustiosa para mi.
No me desampares
y las puertas que quieran abrirse en mi camino
sean tus Poderosas Manos
las que las dejen abiertas,
si ha de volver mi tranquilidad
tanto tiempo deseada.
A tus pies dejo esta súplica
que te hace mi alma afligida
y que sólo pueden venir en mi ayuda
tus Manos Poderosas.
Ayúdame a ser buena cristiana,
haciendo buenas obras,
en hechos y palabras,
y así obtener de tu infinita misericordia,
el perdón por las culpas y errores
que he cometido en mi existencia’.
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